viernes, mayo 14, 2010

Acantilados de palel 296: Realidad recobrada


FICHA:
REALIDAD RECOBRADA

de Faustina Bermejo Hernández
Edita: Irel Faustina Bermejo
Murcia, abril de 2010
Género: Poesía
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-614-0207-6
92 páginas. 10 euros
Página de la autora.
Ilustraciones de: Antonio Hernández Carrasco
Prólogos de: José María López Conesa
Y de Antonio Hernández Carrasco



COMENTARIO de Francisco Javier Illán Vivas.
Si tuviese que buscar un adjetivo para hacer con él un anillo para Faustina Bermejo, lo haría con perseverancia, y estoy convencido de que no equivocaría ni el número ni el modelo.

Estamos ante su cuarto poemario y en todos ellos el adjetivo sinónimo de permanencia, constancia, tenacidad o persistencia puede definirlos como ningún otro. Ella nos dice en la página quinta de “Realidad recobrada” que es una exploración del alma humana, un encuentro con uno mismo, que creo es con ella misma y con quien le rodea. No le importa verse rodeada de tiburones o de delfines, más aquellos que éstos, pero persiste en su empeño, creando cada día una poesía que le es muy personal. No sé si será por haber leído mucho de lo escrito por ella, al menos lo he hecho con sus cuatro libros publicados y lamento que dentellosos “tiburones” impidan que pueda hacerlo con lo que escribe en otros lugares, el caso es que creo poder reconocer un poema suyo con sólo verlo escrito.

Podemos leer en la contraportada que “luz y sombra se citan en estos versos, desilusión y esperanza, abandono y entrega, soledad y encuentro, realidad desvanecida y realidad recobrada, lucidez y locura”, o lo que es lo mismo, constancia pase cuanto pase, y las rosas no han adornado precisamente el camino que recorre la poeta.

Setenta y tres poemas, sin título alguno, numerados, en lo que se nos presenta como una continuidad, y cumplimentación, de aquella ¿Realidad desvanecida? con la que nos preparó, para ésta de hoy, hace ahora tres años.

No sé si el título es Realidad recobrada o ¡Realidad recobrada!, que de las dos formas está escrito, pero tanto sea dentro de los signos de exclamación como sin ellos, Faustina ha recobrado una realidad que quiere hacerse esquiva- como para tantos millones de personas lo es en esta España actual-, pero poema a poema sabe que, tras haberse visto cómo esa misma Realidad se le desvanecía, no va a dejar pasar ni un verso por recobrar su tono creativo, tan personal, tan íntimo muchas veces.

José María López Conesa lo dice en el prólogo: “es un canto a la vida, un bello poemario que nos hace reflexionar sobre los plúrimos temas que embellecen nuestro tránsito vital o lo amargan sañudamente”.

Palabra de maestro.

Pondré un par de peros, y parece que es una constante últimamente, pero os aseguro que no es buscado: Copygraph debía haber cuidado un poco más la edición del libro.

El otro es referente al doble prólogo. Creo que un libro debe llevar un prólogo, no ser prologado por dos plumas diferentes.

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