Vicente Velasco Montoya
Ningún lugar
XVI Certamen de poesía "Pepa Cantarero"
Ed. “Diputación Provincial de Jaén –Cultura y Deportes– Ayuntamiento de Baños de la Encina, 2012”
Hay que tachar versos/llenar las papeleras para una hoguera…
Por ser fin de semana y tener los deberes ya hechos, el estante donde reposan los versos reclama mi presencia y mimo. Ahí, tímidamente, casi rozando el soporte lateral, como evadiéndose del lugar correspondiente junto al resto de versos con sello murciano, Ningún lugar me chista y me hace una seña para que fije en ella mi atención en esta jornada de sábado. Y yo, obedezco dócilmente porque, ya de entrada, la referencia a la propia sangre me augura momentos de cercanía, de arropamiento…
Se trata de una pequeña y a la vez gran obra. Dividida en tres capítulos, Vicente Velasco comienza el poema en el Lugar donde no cabe el naufragio, y nos acerca a la mirada el camino del desierto dibujado en blanco; nos seduce desde la huida misma del poema, partiendo quizás, leyéndose la mano/analfabeta de estrellas, hacia La luz que no cesa.
Ningún lugar
XVI Certamen de poesía "Pepa Cantarero"
Ed. “Diputación Provincial de Jaén –Cultura y Deportes– Ayuntamiento de Baños de la Encina, 2012”
Hay que tachar versos/llenar las papeleras para una hoguera…
Por ser fin de semana y tener los deberes ya hechos, el estante donde reposan los versos reclama mi presencia y mimo. Ahí, tímidamente, casi rozando el soporte lateral, como evadiéndose del lugar correspondiente junto al resto de versos con sello murciano, Ningún lugar me chista y me hace una seña para que fije en ella mi atención en esta jornada de sábado. Y yo, obedezco dócilmente porque, ya de entrada, la referencia a la propia sangre me augura momentos de cercanía, de arropamiento…
Se trata de una pequeña y a la vez gran obra. Dividida en tres capítulos, Vicente Velasco comienza el poema en el Lugar donde no cabe el naufragio, y nos acerca a la mirada el camino del desierto dibujado en blanco; nos seduce desde la huida misma del poema, partiendo quizás, leyéndose la mano/analfabeta de estrellas, hacia La luz que no cesa.
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