No recuerdo cómo llegó este poemario a mis manos pero, rebuscando en mi ya extensa (por el espacio que va cubriendo) biblioteca, un libro para leer, me encontré con este poemario de Josefina González Espuche, una de las muchas poetas que se reúnen bajo el paraguas del Casino de Murcia y de la Asociación de poetas y escritores constituida allí.
El prologuista inicia su comentario con unas palabras de Minerva Salado, “la poesía es un elixir y como él tiene componentes curativos”, una definición que explicaría el enorme poder creativo que aviva la llama en la citada Asociación. Sólo una muestra, cuando se publicó este poemario, cuarenta y cuatro publicaciones le precedían.
Encontraremos sueños, ofrendas y recuerdos de la autora, rodeado de unas profundas creencias, en sus treinta y un poemas, algunos nos retrotraen a diciembre de 1954, todos ellos contados de manera serena y hermosa, como apunta el prologuista, Fulgencio Jiménez Pérez, en ese momento Cronista Oficial de la Villa de El Palmar. Para él, que la conoce más, los poemas de Josefina consiguen “realmente perfume y color trozos de cielo, amor, confianza y días de calma y reposo”.
Má s Aquí.
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