Esta película me dejó enormemente satisfecho, tras haber pasado momentos de auténtico pánico con la bestia y desasosiego con la muerte de Mani, el hermano de sangre de Grégoire de Fonsac, tras un principio digno de quedar en los anales de la filmografía estadounidense, aunque, para satisfacción mía, la película es francesa. Me pregunté, y se preguntaron muchos, ¿pero los indios americanos (como era el caso de Mani) ya luchaban con las técnicas del kung-fu? La película está ambientada en el reinado de Luis XIV y su ambientación en la Francia del siglo XVIII fue enormemente meticulosa.
La película nos trae a la actualidad una leyenda francesa, situada medio siglo antes de la revolución francesa, donde una desconocida bestia cometió brutales crímenes en Gévaudan, actual Lozère, en el centro francés.
Nos debemos situar en 1766, cuando el biólogo Grégoire de Fonsac (Samuel Le Bihan), recién llegado de América, es enviado por el monarca a la zona para investigar el caso. Le acompaña su hermano de sangre Mani (Mark Dacascos), un indio americano. Las investigaciones revelan que se trata de una bestia salvaje similar a un lobo. Tras enamorarse de la hija del señor local, está a punto de averiguar la verdad, pero el rey le aparta de la investigación; además, ha de enfrentarse a una misteriosa sociedad secreta que busca la revolución contra la monarquía.
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