La compañía Markeliñe (País Vasco) presenta mañana domingo el espectáculo infantil CIGARRA Y HORMIGA, a las 12.00 horas, en el Teatro Villa de Molina (en Avenida del Chorrico, nº 10).
Se trata de un espectáculo basado en la fábula de La Fontaine lleno de poesía, comicidad, experimentación con materiales, ritmo y juego interpretativo. El arquetipo del trabajo y el arquetipo del ocio se presentan enfrentados como modelos sociales. Una reflexión sobre el norte y el sur, sobre el arte y el trabajo en un montaje que pretende entretener, sorprender y emocionar por igual a niños y adultos.
La Cigarra, un nuevo habitante aparentemente ocioso, interrumpe el trabajo de las hormigas. La Cigarra es diferente a ellas; les estorba, les distrae de su ocupación, y es ociosa; sin embargo, las hormigas van aprendiendo de la intrusa cosas que les resultan muy agradables: quizás, la Cigarra no sea tan improductiva, sino que su trabajo consista en crear ritmo, en hacer música, en conducir a quien la escucha hacia lo bello y lo placentero.
La historia que cuenta Cigarra y Hormiga es la misma que ya Esopo escribió en una versión anterior y la misma que La Fontaine o que Samaniego cuentan en la fábula: Las hormigas trabajan afanosamente desde el comienzo de la primavera. Tras un duro invierno, salen de su hormiguero dispuestas a reponer sus reservas agotadas. Sus secuencias rutinarias de movimiento son interrumpidas por la llegada de un nuevo habitante: la cigarra.
En la relación que mantienen los personajes, unas y otra aprenderán algo del vecino. Algo sobre la necesidad del trabajo para subsistir pero también sobre la importancia del placer para sentirse mejor. Pero esta convivencia entre arquetipos diferentes se hace más difícil cuando la comida escasea y el frío aprieta. Cuando la solidaridad debiera surgir espontánea. Porque retomando la moraleja clásica 'hay que guardar para cuando no hay', no es lo mismo guardar para acaparar que guardar para compartir. La llegada del invierno es el destino inevitable de esta fábula. El momento en que la moraleja se completa con su más nítido matiz.
Markeliñe crea los espectáculos con un estilo muy personal. Una manera de hacer que les define ante los espectadores, grandes y pequeños, como un colectivo que propone creaciones originales, imaginativas y sorprendentes. Basados en un teatro gestual y visual, Markeliñe ha creado y producido, desde el año 1986, numerosos espectáculos para sala, obras de teatro infantil y propuestas para la calle, que le han proporcionado una presencia consolidada en el panorama teatral.
Se trata de un espectáculo basado en la fábula de La Fontaine lleno de poesía, comicidad, experimentación con materiales, ritmo y juego interpretativo. El arquetipo del trabajo y el arquetipo del ocio se presentan enfrentados como modelos sociales. Una reflexión sobre el norte y el sur, sobre el arte y el trabajo en un montaje que pretende entretener, sorprender y emocionar por igual a niños y adultos.
La Cigarra, un nuevo habitante aparentemente ocioso, interrumpe el trabajo de las hormigas. La Cigarra es diferente a ellas; les estorba, les distrae de su ocupación, y es ociosa; sin embargo, las hormigas van aprendiendo de la intrusa cosas que les resultan muy agradables: quizás, la Cigarra no sea tan improductiva, sino que su trabajo consista en crear ritmo, en hacer música, en conducir a quien la escucha hacia lo bello y lo placentero.
La historia que cuenta Cigarra y Hormiga es la misma que ya Esopo escribió en una versión anterior y la misma que La Fontaine o que Samaniego cuentan en la fábula: Las hormigas trabajan afanosamente desde el comienzo de la primavera. Tras un duro invierno, salen de su hormiguero dispuestas a reponer sus reservas agotadas. Sus secuencias rutinarias de movimiento son interrumpidas por la llegada de un nuevo habitante: la cigarra.
En la relación que mantienen los personajes, unas y otra aprenderán algo del vecino. Algo sobre la necesidad del trabajo para subsistir pero también sobre la importancia del placer para sentirse mejor. Pero esta convivencia entre arquetipos diferentes se hace más difícil cuando la comida escasea y el frío aprieta. Cuando la solidaridad debiera surgir espontánea. Porque retomando la moraleja clásica 'hay que guardar para cuando no hay', no es lo mismo guardar para acaparar que guardar para compartir. La llegada del invierno es el destino inevitable de esta fábula. El momento en que la moraleja se completa con su más nítido matiz.
Markeliñe crea los espectáculos con un estilo muy personal. Una manera de hacer que les define ante los espectadores, grandes y pequeños, como un colectivo que propone creaciones originales, imaginativas y sorprendentes. Basados en un teatro gestual y visual, Markeliñe ha creado y producido, desde el año 1986, numerosos espectáculos para sala, obras de teatro infantil y propuestas para la calle, que le han proporcionado una presencia consolidada en el panorama teatral.
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