Me espetaban hace unas fechas con que no suelo hablar de películas recientes, las que están en cartelera, sino de otras más antiguas, incluso viejas, me decían. Y me vino a la memoria unos renglones que le leí a Cailes en Ágora, papeles de arte gramático, y que el pasado jueves 5 de febrero se publicaron en la versión digital, por eso, son doblemente oportunos:
En los años de los primeros ayuntamientos democráticos y ante el problema de espacio que planteaba el archivo municipal, un concejal competente en el área de cultura propuso que se quemara todo lo que no tuviera cien años hasta que el archivero le hizo ver que lo que no alcanzaba la centena lo haría si dejaban pasar el tiempo...
Pues eso le dije a mi interlocutor: si les dabas tiempo, los estrenos de hoy aparecerían aquí mañana, siempre que me hubiesen gustado y visionado, claro.
Aparte de eso, esta es una película que, conforme pasa el tiempo, va adquiriendo esa capa de calidad que sólo los buenos trabajos consiguen: Descubriendo a Forrester, una historia de literatura, pero también de superación, de retos personales que, ahora, con un presidente del Imperio de color negro puede tener incluso más vigencia.
La recuerdo como un canto a la amistad y sobre vivir, sobre la importancia de vivir, y el error de dejar pasar el tiempo, pues esta es la única vida que tenemos.
Sean Connery, en el papel del solitario y casi mítico William Forrester, hace un gran trabajo. Como Rob Brown en el papel del, para mí, algunas veces ausente Jamal Wallace. Me parecen muy buenas las conversaciones alrededor de la máquina de escribir.
Una película recomendable para escritores, y para quienes quieran serlo.
En los años de los primeros ayuntamientos democráticos y ante el problema de espacio que planteaba el archivo municipal, un concejal competente en el área de cultura propuso que se quemara todo lo que no tuviera cien años hasta que el archivero le hizo ver que lo que no alcanzaba la centena lo haría si dejaban pasar el tiempo...
Pues eso le dije a mi interlocutor: si les dabas tiempo, los estrenos de hoy aparecerían aquí mañana, siempre que me hubiesen gustado y visionado, claro.
Aparte de eso, esta es una película que, conforme pasa el tiempo, va adquiriendo esa capa de calidad que sólo los buenos trabajos consiguen: Descubriendo a Forrester, una historia de literatura, pero también de superación, de retos personales que, ahora, con un presidente del Imperio de color negro puede tener incluso más vigencia.
La recuerdo como un canto a la amistad y sobre vivir, sobre la importancia de vivir, y el error de dejar pasar el tiempo, pues esta es la única vida que tenemos.
Sean Connery, en el papel del solitario y casi mítico William Forrester, hace un gran trabajo. Como Rob Brown en el papel del, para mí, algunas veces ausente Jamal Wallace. Me parecen muy buenas las conversaciones alrededor de la máquina de escribir.
Una película recomendable para escritores, y para quienes quieran serlo.
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