Así se titula el interesantísimo artículo firmado por Cailes que se publicó hace unas fechas en la versión digital de Ágora, papeles de arte gramático, y que os invito a leer y comentar, si es el caso.
Os adelanto un fragmento:
A lo largo de estas líneas, que dedicaré a la quema de libros (un tema que siempre me ha fascinado por incomprensible), quiero apartar los estragos que la mera ignorancia- causa en nuestro acervo y presentar otros que, plenamente intencionados y nada raros (se estima que esta tipología ha supuesto un 60 por ciento del total de desastres bibliográficos, ver Historia universal de la destrucción de libros, de Fernando Báez), han perpetrado personas que no podían aducir desconocimiento o torpeza para rechazar la acusación de barbarie. Lo que está más cerca de la verdad, pero nunca se ha hecho ha sido intentar la justificación mediante el reconocimiento de sentir un miedo cerval de los otros.
Os adelanto un fragmento:
A lo largo de estas líneas, que dedicaré a la quema de libros (un tema que siempre me ha fascinado por incomprensible), quiero apartar los estragos que la mera ignorancia- causa en nuestro acervo y presentar otros que, plenamente intencionados y nada raros (se estima que esta tipología ha supuesto un 60 por ciento del total de desastres bibliográficos, ver Historia universal de la destrucción de libros, de Fernando Báez), han perpetrado personas que no podían aducir desconocimiento o torpeza para rechazar la acusación de barbarie. Lo que está más cerca de la verdad, pero nunca se ha hecho ha sido intentar la justificación mediante el reconocimiento de sentir un miedo cerval de los otros.
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