Mario Archundia Cortés, Mónica Bezom, Jesús Coronado, Daniel A. Franco, Fernando Hidalgo Cutillas, José García Montalbán, Milagros García Zamora, Juan Antonio Marín Rodríguez, Blanca Miosi, Zacarías Montano y Vanessa Navarro Reverte.
Prosadictos Relatos
Escribe Blanca Miosi que este libro contiene "once autores, once cuentos, todos diferentes, narrados desde once puntos de vista. Escritores de diferentes partes del mundo que, sin haberse visto en persona, se conocen más que si se hubiesen visto frente a frente porque la escritura lo hace posible", y es una forma muy apropiada de comenzar este comentario sobre el libro que nos ocupa, que leí gracias a mi amiga en el mundo digital Madelyne Blue.
He de confesar que cada día me agrada más leer libros de cuentos, de relatos, y si es una antología, mejor aún, pues disfrutaré de la breve lectura desde muchos y diferentes puntos de vista. En el caso que nos ocupa, once relatos.
El primero, de José García Montalbán, nos habla de la espera, del cansancio de una vida en común que relega el sexo y otras necesidades al trabajo, a las obligaciones, convirtiendo la existencia en un poco más gris.
Zacarías Montano, quien también parece un ciudadano de Murcia, nos cuenta el caso de una niña con huesos de cristal que, tras un experimento, serán huesos tan ligeros, tan livianos, que podrá volar.
Los recuerdos, el aroma de un perfume a literatura y la música forman un cóctel que, regado con whisky, podría muy bien llamarse "Melodía asesina", como nos narra Juan Antonio Marín.
Mónica Bezom nos lleva por los enmarañados y, a veces, inextricables caminos de los sueños, esos que son un tesoro para la mente.
En el quinto relato, de Blanca Miosi, conocemos a un joven, o no tan joven, que insiste en entrar en el mundo de las letras, creyéndose que ha escrito una obra maestra y convencido de que, perseverando, alcanzará a que alguna de las 257 editoriales, le publique.
Fernando Hidalgo Cutillas nos escribe sobre malentendidos y pruebas circunstanciales que pueden llevar la vida de un hombre, que leía en el parque su libro preferido, en un calvario contra el que no existe posibilidad de escapar, pues la sentencia se ha dictado antes del juicio.
Jesús Coronado, a quien podemos leer también en el primer número de Acantilados de Papel, nos narra una serie de breves historias con nombre de mujer y final fatal, aunque no sólo el de ellas, el autor es sutil en la narración y en la delicadeza de presentarnos la muerte.
¿No es importante estar en el lugar adecuado y en el momento preciso? Vanessa Navarro así nos lo demuestra en esta historia de alguien que toma el tren para alcanzar la muerte, no sobrepasarla. Y en el viaje definitivo se encuentra con un amor de adolescencia que, además, tiene nombre de personaje real, el de mi buen amigo el pintor Álvaro Peña. Será un encuentro en el lugar adecuado, en el momento oportuno.
Milagros García Zamora nos cuenta las desilusiones de un sicario, quien acepta el encargo- de un famoso escritor- de acabar con la vida de un chapero magrebí, imaginándose las más peregrinas justificaciones, hasta que la realidad le llevan a un desengaño de la magnitud del asesinato.
Mario Archundia nos narra una historia sin nombre, de búsqueda de la felicidad y de la identidad personal y sexual, que se desencadena entre dos amigos tras una noche de alcohol.
La última historia, de Daniel A. Franco es casi una novela corta, nos narra un experimento de teletransportación que produce en el doctor Graham unas secuelas no previstas, un desdoblamiento de su memoria, dejando de ser él para ser quien fue y quien será, a un mismo tiempo.
Como veis, desconocidos lectores y lectoras, once formas de contar historias, once historias diferentes, once formas de disfrutar de la lectura. Podéis encontrar a los autores en el foro Prosadictos.
Francisco Javier Illán Vivas
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