La memoria inconsútil, titulaba en el periodico La Opinión su artículo de ayer Soren Peñalver, referente a la presentación del libro La memoria que nos queda, de Eduardo López Pascual, quien también recalcó que su poesía la habían lllamado poesía de la experiencia, aunque algunos consideraban que estaba llegando a su fin, él no creía que ninguna forma poética muriese jamás. Y tan actuales eran García Lorca como Witman.
El acto tuvo lugar en el Museo Ramón Gaya, de Murcia, y se inició con una extensa presentación de Soren, como nos tiene acostumbrados, para pasar al verdadero protagonista de la noche, Eduardo, quien nos leyó, con su rajada voz, unos poemas que cautivaron a los asistentes, muchos amigos y amigas, muchos amantes de la poesía, muchos poetas destacados de la poesía regional, y cuando cite algunos nombres, considérese eso, sólo unos nombres, pues otros muchos se me olvidarán: Dionisia García, José Martínez Giménez, Marcelino Menéndez, Martínez Valero,...
Eduardo volvió, en esta presentación, sobre la memoria, de su vida, de sus poemas, de su existencia. Y nosotros que lo disfrutamos.
Eduardo volvió, en esta presentación, sobre la memoria, de su vida, de sus poemas, de su existencia. Y nosotros que lo disfrutamos.
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