Una película desgraciadamente demasiado actual, ubicada en el año 2022 y que tiene como mensajes algo que leemos todos los días en la prensa: carestía de los alimentos, agotamiento de los recursos naturales, degradación ambiental extrema y sobrepoblación, todo ello junto a una élite que mantiene el control político, económico y alimentario.
Una película que fue dirigida por Richard Fleischer en 1973 con un mensaje, como apuntaba anteriormente, marcadamente ecologista, mostrado desde el principio, utilizando lo que fue denominado curioso y espléndido montaje fotográfico: la pantalla partida, donde el director nos presenta el proceso de explotación y degradación al que se ha sometido el planeta, que tiene como consecuencia la sociedad que aparece reflejada en la película.
Soylent Green fue, además, el último título en la filmografía de Edward G. Robinson, el viejo Sol Roth, quien siempre está rememorando el psado, cuando el planeta era más amigable, cuando habían estaciones del año y no ese interminable calor actual.
Junto a él, Charlton Heston, en el papel de Robert Thorn, un policía que debe investigar la muerte de un alto ejecutivo de la multinacional Soylent (Joseph Cotten), la misma que fabrica soylen rojo y soylent amarillo, prácticamente las únicas fuentes de alimentación de la mayor parte de la población, justo cuando la empresa anuncia él lanzamiento de Soylent Verde, que será la solución a los problemas alimenticios, y que procede del placton de todos los océanos.
¡Qué momento cuando el detective puede lavarse las manos o ducharse con agua caliente y jabón! ¡O el memorable banquete de Thorn y Sol con lo auqe aquel ha sacado del piso del muerto: tomates, lechuga, manzanas y un trozo de carne!
Pero la culminación de la pélícula es el mensaje final, cuando Sol decide su propia muerte en El Hogar, y mientras le llega, le proyectan imágenes de un mundo que nosotros, en 2008, aún podemos ver. Allí el detective descubrirá de qué estan hechas las galletas de Soylent Verde!
Memorable película, y muy actual, aunque se estrenase en 1973.
Una película que fue dirigida por Richard Fleischer en 1973 con un mensaje, como apuntaba anteriormente, marcadamente ecologista, mostrado desde el principio, utilizando lo que fue denominado curioso y espléndido montaje fotográfico: la pantalla partida, donde el director nos presenta el proceso de explotación y degradación al que se ha sometido el planeta, que tiene como consecuencia la sociedad que aparece reflejada en la película.
Soylent Green fue, además, el último título en la filmografía de Edward G. Robinson, el viejo Sol Roth, quien siempre está rememorando el psado, cuando el planeta era más amigable, cuando habían estaciones del año y no ese interminable calor actual.
Junto a él, Charlton Heston, en el papel de Robert Thorn, un policía que debe investigar la muerte de un alto ejecutivo de la multinacional Soylent (Joseph Cotten), la misma que fabrica soylen rojo y soylent amarillo, prácticamente las únicas fuentes de alimentación de la mayor parte de la población, justo cuando la empresa anuncia él lanzamiento de Soylent Verde, que será la solución a los problemas alimenticios, y que procede del placton de todos los océanos.
¡Qué momento cuando el detective puede lavarse las manos o ducharse con agua caliente y jabón! ¡O el memorable banquete de Thorn y Sol con lo auqe aquel ha sacado del piso del muerto: tomates, lechuga, manzanas y un trozo de carne!
Pero la culminación de la pélícula es el mensaje final, cuando Sol decide su propia muerte en El Hogar, y mientras le llega, le proyectan imágenes de un mundo que nosotros, en 2008, aún podemos ver. Allí el detective descubrirá de qué estan hechas las galletas de Soylent Verde!
Memorable película, y muy actual, aunque se estrenase en 1973.
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