Javier García, un compañero de trabajo, nada que ver con el futbolista del Real Madrid, me hablaba hace unas fechas de esta película, y me insistía encarecidamente que la viese.
Pues nada, manos a la obra. Como es de 1977, todos y todas sabréis que el protagonista de Keanu Reeves, quien protagoniza a Kevin Lomax, un brillante y joven abogado que nunca ha perdido un caso. Convive felizmente con su atractiva y joven esposa, Mary Ann (Charlize Theron), y ambos viven una vida tranquila y feliz. Un día, Lomax recibe la visita de un abogado de Nueva York que le explica que su poderoso bufete tiene la intención de contratarle. Al frente de la prestigiosa firma se encuentra John Milton (Al Pacino), un hombre de mundo, brillante y carismático, que nos hará saber que "el derecho es el nuevo sacerdocio".
Conforme llegaba el final del siglo XX, la figura de el Diablo es más recurrente en el cine, tal vez por esas mismas palabras de John Milton: ¿alguien puede dudar que el siglo XX ha sido enteramente mío? Un mundo donde la vanidad es el pecado favorito del diablo.
Pues nada, manos a la obra. Como es de 1977, todos y todas sabréis que el protagonista de Keanu Reeves, quien protagoniza a Kevin Lomax, un brillante y joven abogado que nunca ha perdido un caso. Convive felizmente con su atractiva y joven esposa, Mary Ann (Charlize Theron), y ambos viven una vida tranquila y feliz. Un día, Lomax recibe la visita de un abogado de Nueva York que le explica que su poderoso bufete tiene la intención de contratarle. Al frente de la prestigiosa firma se encuentra John Milton (Al Pacino), un hombre de mundo, brillante y carismático, que nos hará saber que "el derecho es el nuevo sacerdocio".
Conforme llegaba el final del siglo XX, la figura de el Diablo es más recurrente en el cine, tal vez por esas mismas palabras de John Milton: ¿alguien puede dudar que el siglo XX ha sido enteramente mío? Un mundo donde la vanidad es el pecado favorito del diablo.
1 comentario:
Esa película es muy buena. A mí me apasiona ese tema de la venta del alma al Diablo, que ya está en la Literatura Clásica e incluso en la medieval. Creo firmemente que el mal existe en nuestro mundo. Si no, no se explicarían muchas conductas que a todos nos sobrecogen de espanto.
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